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Como padres, siempre queremos lo mejor para nuestros hijos. Nos preocupamos por su salud física, su educación y su bienestar emocional. Sin embargo, a veces puede ser difícil saber cuándo un niño necesita ayuda profesional para lidiar con problemas emocionales o de comportamiento. Es normal que los niños experimenten altibajos emocionales, pero ¿cómo podemos diferenciar entre las dificultades normales del crecimiento y un problema que requiere la intervención de un psicólogo?
Es importante recordar que cada niño es diferente y que estas señales pueden variar en intensidad y duración. Si observas uno o varios de estos comportamientos en tu hijo, especialmente si persisten durante más de unas pocas semanas o interfieren significativamente con su vida diaria, es recomendable consultar con un profesional de la salud mental.
Retraimiento Social: Si tu hijo se aísla de amigos y familiares, evita actividades que antes disfrutaba o pasa la mayor parte del tiempo solo.
Cambios en el Apetito: Pérdida o aumento significativo del apetito, o cambios drásticos en los hábitos alimenticios.
Alteraciones del Sueño: Dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche, pesadillas o dormir en exceso.
Irritabilidad o Agresividad: Si tu hijo se muestra inusualmente irritable, enojado o tiene episodios de agresividad sin una razón aparente.
Tristeza o Llanto Frecuente: Si tu hijo parece triste, decaído o llora con frecuencia sin una causa clara.
Ansiedad o Miedo Excesivo: Preocupaciones constantes, miedos irracionales o ataques de pánico.
Baja Autoestima: Si tu hijo expresa sentimientos de inseguridad, falta de confianza en sí mismo o se critica constantemente.
Sentimientos de Culpa o Desesperanza: Si tu hijo se siente culpable sin motivo o expresa ideas negativas sobre el futuro.
Bajo Rendimiento Académico: Una caída repentina o progresiva en las calificaciones.
Problemas de Concentración: Dificultad para prestar atención en clase o completar las tareas escolares.
Negativa a ir a la Escuela: Si tu hijo se niega a ir a la escuela o inventa excusas para faltar.
Problemas de Conducta en el Aula: Comportamientos disruptivos, peleas con compañeros o problemas con la autoridad.
Dolores de Cabeza o Estómago Frecuentes: Quejas recurrentes de malestares físicos que no tienen una explicación médica.
Fatiga o Falta de Energía: Si tu hijo se siente constantemente cansado o sin energía, incluso después de haber descansado.
Volver a Etapas Anteriores: Si tu hijo empieza a comportarse como un niño más pequeño, por ejemplo, volviendo a mojar la cama, chupándose el dedo o hablando como un bebé.
Si te preocupa el comportamiento o el estado emocional de tu hijo, lo primero es hablar con él. Crea un espacio seguro y de confianza donde pueda expresarse libremente sin miedo a ser juzgado. Escúchalo con atención y valida sus sentimientos.
Si consideras que tu hijo necesita ayuda profesional, puedes:
Consultar con el Pediatra: El pediatra puede descartar cualquier problema médico que pueda estar afectando el comportamiento de tu hijo y, si es necesario, derivarlo a un especialista en salud mental.
Buscar un Psicólogo Infantil: Un psicólogo especializado en niños puede evaluar la situación de tu hijo, realizar un diagnóstico y diseñar un plan de tratamiento adecuado a sus necesidades. En Adesse, contamos con profesionales con experiencia en terapia infantil, incluyendo el enfoque psicoanalítico.
Es importante recordar que buscar ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino de fortaleza y responsabilidad. Un psicólogo puede brindar a tu hijo las herramientas necesarias para superar sus dificultades y desarrollar todo su potencial. Si tienes dudas o inquietudes, no dudes en contactarnos. En Adesse, estamos comprometidos con el bienestar emocional de los niños y sus familias.
¿Te preocupa el bienestar emocional de tu hijo?
En Adesse, ofrecemos servicios de terapia infantil en Mérida.