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Se caracteriza por dificultades para mantener la atención, impulsividad y, en algunos casos, hiperactividad. Si te preocupa que tu hijo pueda tener TDAH, esta guía completa te proporcionará información esencial sobre los síntomas, el proceso de diagnóstico y las opciones de tratamiento disponibles. Nuestro objetivo es ayudarte a comprender mejor el TDAH y a encontrar el apoyo necesario para que tu hijo pueda alcanzar su máximo potencial.
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la capacidad del niño para regular su atención, controlar sus impulsos y, en algunos casos, manejar su nivel de actividad. Es importante destacar que existen tres subtipos principales de TDAH:
Predominantemente Inatento: Dificultades para mantener la atención, se distrae fácilmente, comete errores por descuido, le cuesta organizarse y seguir instrucciones.
Predominantemente Hiperactivo-Impulsivo: Inquietud excesiva, dificultad para permanecer sentado, habla en exceso, interrumpe a los demás y actúa sin pensar.
Combinado: Presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad e impulsividad.
Los síntomas del TDAH pueden variar de un niño a otro, pero algunos de los más comunes incluyen:
Dificultad para prestar atención a los detalles o cometer errores por descuido en las tareas escolares o en otras actividades.
Dificultad para mantener la atención en tareas o juegos.
Parecer no escuchar cuando se le habla directamente.
No seguir instrucciones y no finalizar tareas escolares, encargos o deberes.
Dificultad para organizar tareas y actividades.
Evitar, disgustar o mostrarse renuente a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
Perder objetos necesarios para tareas o actividades (p. ej., juguetes, tareas escolares, lápices).
Distraerse fácilmente por estímulos externos.
Ser olvidadizo en las actividades diarias.
Juguetear o dar golpecitos con las manos o los pies o retorcerse en el asiento.
Levantarse en situaciones en que se espera que permanezca sentado.
Correr o saltar en situaciones en las que no resulta apropiado.
Ser incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.
Estar "en marcha", actuando como si estuviera "impulsado por un motor".
Hablar en exceso.
Responder inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta.
Tener dificultad para esperar su turno.
Interrumpir o inmiscuirse en las actividades de otros.
El diagnóstico del TDAH debe ser realizado por un profesional capacitado, como un psicólogo, psiquiatra o neurólogo. No existe una prueba única para diagnosticar el TDAH. El proceso de diagnóstico generalmente incluye:
Entrevista con los padres: Para recopilar información sobre el comportamiento del niño, su historia médica y familiar, y el desarrollo del niño.
Evaluación del comportamiento del niño: Se observa al niño en diferentes entornos (casa, escuela) y se utilizan escalas de valoración y cuestionarios para evaluar la presencia y la intensidad de los síntomas del TDAH.
Evaluación psicométrica: Se pueden administrar pruebas estandarizadas para evaluar la atención, la memoria, las funciones ejecutivas y otras habilidades cognitivas. Estas pruebas ayudan a descartar otros posibles trastornos y a obtener una imagen completa de las fortalezas y debilidades del niño. Algunas de las pruebas más comunes son:
WISC-V (Escala de inteligencia de Wechsler)
Test de Atención D2
Test de Percepción de Diferencias (CARAS-R)
Descarte de otras condiciones: Es importante descartar otras condiciones médicas o psicológicas que puedan estar causando síntomas similares, como problemas de audición o visión, trastornos del sueño, ansiedad o depresión.
El tratamiento del TDAH suele ser multimodal, lo que significa que combina diferentes enfoques para abordar las necesidades individuales del niño. Las opciones de tratamiento más comunes incluyen:
Terapia Psicológica:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Ayuda a los niños a desarrollar habilidades para manejar sus síntomas, mejorar su atención y controlar su comportamiento.
Terapia de Juego: Puede ser útil para niños más pequeños, permitiéndoles expresar sus emociones y desarrollar habilidades de afrontamiento a través del juego.
Entrenamiento para Padres: Brinda a los padres estrategias y herramientas para manejar el comportamiento de sus hijos y crear un entorno más estructurado y positivo.
Psicoanálisis: El enfoque terapéutico psicoanalítico también es una herramienta que puede ayudar a que el niño o adolescente comprenda mejor sus emociones y las causas que le producen malestar, para que así pueda tener un mejor manejo de la sintomatología.
Medicamentos: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos estimulantes o no estimulantes para ayudar a controlar los síntomas del TDAH. La decisión de medicar debe tomarse en conjunto con el médico y la familia, sopesando los posibles beneficios y riesgos.
Intervenciones Escolares: Los niños con TDAH pueden beneficiarse de adaptaciones en el aula, como tiempo adicional para completar tareas, instrucciones claras y concisas, y un ambiente de aprendizaje estructurado.
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que puede afectar significativamente la vida de un niño. Sin embargo, con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, los niños con TDAH pueden aprender a manejar sus síntomas y alcanzar su máximo potencial. Como padres, es fundamental estar informados, buscar ayuda profesional y brindar a nuestros hijos el apoyo y la comprensión que necesitan.
¿Te preocupa que tu hijo pueda tener TDAH?